martes, 28 de diciembre de 2010

Capítulo 20 - Martes 20 de Septiembre

Vallejo había regresado y fui a comer con él y con Gutiérrez, les conté todo lo que sabía del caso y que no estaba tan seguro de que Jordi fuera el asesino. Gutiérrez me dijo que de momento era el único sospechoso y que debían seguir buscándolo. Vallejo le dio la razón al jefe y la orden de busca y captura siguió en pie. Le pregunté al jefe si ahora que Vallejo estaba en Vigo, iba a ocuparse del caso. Gutiérrez me dijo que sería un atraso que el teniente Vallejo se tuviera que poner al día en un caso tan complejo y con tantos pequeños detalles. Por tanto seguí al frente de la investigación mientras Vallejo se dedicaba a casos menores y se ponía a mi disposición.

La tarde pasó sin ninguna novedad y volví a notar la tensión. Decidí irme a casa andando y por el camino pensé en que era demasiado joven y demasiado inexperto para afrontar esta investigación. Debía cumplir órdenes, pero Vallejo debía ocuparse del caso. De todos modos agradecía la confianza que el jefe había depositado en mí. También sabía que si lo defraudaba podía ser el final de mi corta carrera y él se ganaría un buen tirón de orejas de Madrid.

Me metí en la cama y leí la Biblia. Me hizo sentirme bien y logré conciliar el sueño.

martes, 21 de diciembre de 2010

Capítulo 19 - Lunes 19 de Septiembre

Con ánimos renovados volví a la investigación. Llamé a las familias de las víctimas para saber en qué sitio habían abortado sus hijas, pero era como si un velo hubiera cubierto sus mentes y no recordaran las conversaciones que tuvimos el viernes anterior. Básicamente me dijeron que no deseaban revolver mas la mierda y que el nombre de sus familias estaba en juego. Algunos de los familiares hasta me hablaron y despidieron de un modo grosero, algo que contrastaba ,pensé irónicamente, con el gran nivel social en el que se movían.

De modo que tuve que investigar cuantos centros en Vigo practicaban abortos. Encontré tres clínicas y, en una de ellas habían abortado todas las víctimas. Fuera quien fuera el asesino era muy posible que estuviera vinculado a aquel sanatorio.

La clínica está situada cerca del estadio de fútbol, es un edificio de cinco plantas con una entrada para ambulancias y otra para la gente. Al entrar me encuentro de frente con una gran mesa circular y una mujer con un vestido blanco que se lima las uñas sentada en una silla giratoria provista de ruedas.
- Buenos días, soy el teniente Samuel Durán y me gustaría obtener cierta información- pregunto mientras muestro la placa.

La mujer alzó la vista y vi que masticaba un chicle mirándome como si la hubiera molestado en medio de una delicada operación.
-¿Qué quiere saber?- me preguntó con desgana mientras agitaba la mano izquierda arriba y abajo para secarse el esmalte.

Saqué la foto de Jordi del bolsillo interior de mi americana y al hacerlo dejé al descubierto durante una fracción de segundo la cartuchera de la que sobresalía mi revolver. Al verlo la mujer se enderezó en el asiento, tiró el chicle y dejo de mover la mano.
- ¿Reconoce a este hombre?- dije mientras alzaba la foto frente a su cara.
- No
- Por favor, fíjese bien.

La mujer cogió la foto y la miró con detenimiento para luego entregármela diciendo: estoy segura, no lo he visto en mi vida.
-¿Cuánto tiempo lleva usted trabajando aquí?
- Catorce años.
- Podría facilitarme una lista de todos los empleados que hayan tenido en el último año.

Respondió afirmativamente, pero dijo que tardaría un par de días en conseguirla, así que le di el número del fax de la oficina y le dije que me la enviase lo antes posible.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Capítulo 18 - Sábado 17 y Domingo 18 de Septiembre

El sábado por la mañana llamé a Gutiérrez y le conté lo sucedido el día anterior. Le expuse todas mis dudas y con voz calmada me dijo que era mejor que me tomara el fin de semana de descanso, que estaba sometido a mucho estrés y que su experiencia le decía que el nerviosismo hace que un detective pierda la perspectiva.-vaya usted al campo Sam. Descanse y respire aire puro. En el estado en que está no nos es útil. El lunes verá las cosas de otra manera. Me pareció que el jefe exageraba y que no le iba a hacer caso, pero antes de colgar dijo:-¡ah! Teniente, es una orden.

Llamé a una oficina de turismo y me recomendaron una casa de turismo rural en Celanova en la provincia de Orense, así que alquilé un coche y me marché esa misma tarde.

Creo que en ningún momento conseguí sacarme de la cabeza el caso, pero el aire puro y el silencio sirvieron para que me relajara.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Capítulo 17 - Viernes 16 de Septiembre

Estaba cerca de firmar mi informe y dar por cerrado el caso. Pero tenía que obtener una confirmación definitiva. La madre de Laura, la primera víctima se había mostrado nerviosa al hablar de Jordi, era el momento de que me contara lo que ocultaba, la pieza que completara el puzzle.

Junto a las palmeras había un jardinero cortando el césped, al verme se fue corriendo en dirección a la casa y unos segundos después salía acompañado de la mujer con la que me había entrevistado hacía unos días. Me saludo cortésmente, y noté que de su mirada emanaba una rabia contenida muy difícil de expresar con palabras.
- Buenos días teniente, pase y siéntese.
Entré en el gran salón y enseguida llegó una muchacha que me ofreció un café. Un poco después estaba sentado frente a frente con la dueña de la casa.
- Así que fue Jordi el que asesinó a mi hija.
- Sí, eso es lo que he deducido de mi investigación.
- Nunca fue bueno para ella, se lo dije y se lo repetí a Laura pero ella no se daba cuenta.- en sus palabras volví a sentir el rencor.
- Quiero que me cuente lo que se ha estado guardando todo este tiempo.
- Le aseguro que no le he ocultado nada- dijo, pero no con la voz de una persona que se siente ofendida, sino con la voz de una persona que se siente amenazada.
Me acerqué a ella y en susurros le dije – Por favor, cuéntemelo.

Ella se recostó en el sillón y vi como aquella mujer cansada se debatía entre decir la verdad o seguir mintiendo para siempre. Por fin sus ojos se cerraron y una lágrima se desprendió de su ojo derecho hasta caer en el vestido. Se inclinó hacia mí, al igual que yo lo había hecho unos segundos antes y me susurró: - Laura se quedó embarazada de Jordi. Lo descubrimos mi marido y yo hace dos meses, ella llevaba tres en estado. Jordi quería tener el niño y ella no sabía bien lo que hacer. La obligamos a abortar y cuando él se enteró decidió marcharse a Brasil porque decía que no era capaz de seguir viviendo en la misma ciudad que ella. Creo que por eso regresó y la mató.

La sorpresa me dejó boquiabierto y comencé a pensar que no era posible que esa situación se hubiera dado con el resto de las víctimas. No sabía muy bien que decir, y para no mostrar indecisión esbocé una pregunta que más salió de mi subconsciente que de mi curiosidad.
- Pero, ¿por qué no lo dijo antes?
- No está lo suficientemente claro. Mi hija estaba soltera e iba a tener un hijo de ese sinvergüenza que además es un asesino. La gente de nuestra clase social no lo entendería, sería una humillación para todo la familia. Tiene que entender que hay cosas que no se pueden hacer de dominio público, y espero que usted sea discreto en este asunto.

Las últimas palabras que dijo las escuché vagamente, ya que mi mente estaba enfrascada en el pensamiento de que cómo era posible que en pleno siglo veintiuno todavía hubiera gente tan retrógrada y superficial.

De vuelta a la comisaría no hacía más que pensar en que si aquella mujer me hubiera contado en un principio todo aquello, las cosas hubieran sido más fáciles. El móvil estaba claro. Lo que no estaba tan claro es que fuera el mismo para todas las víctimas.

Al llegar a jefatura rebusqué entre las fotos de los asesinatos y allí estaba, un pequeño diablo sosteniendo un hacha en lo alto. Todos los tatuajes habían sido hechos en el vientre de las víctimas. Ese era el punto en común de todas ellas, ¡todas habían abortado!. Confirmar esta teoría me llevo varias horas de llamadas a las familias de las otras víctimas, y todas confesaron y expusieron los mismos argumentos que la madre de Laura. Pero había algo que le daba una dimensión distinta al caso, porque Jordi no era el padre en ninguno de los casos.

Me marché a casa agotado y desanimado porque las cosas no estaban tan claras como unas horas antes. Y había una pregunta que me rondaba la cabeza: -si Jordi era el asesino del Tatoo, cómo sabía que todas ellas habían abortado. A la vez la sombra de una duda asomaba a mi mente: -¿y si Jordi no era el asesino?.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Capítulo 16 - Jueves 15 de Septiembre

Esa mañana intenté hablar con el gerente de la discoteca que frecuentaba Jordi, pero su esposa me dijo que estaría ocupado todo el día y que podría localizarlo a partir de las doce de la noche en el local.

El día paso sin más novedades salvo que alguien filtró a la prensa mi nombre como el teniente que llevaba la investigación de los asesinatos y, tuve que entrar y salir de la comisaría por la puerta trasera que daba a un triste callejón en el que sólo se podían encontrar los contenedores de basura y papeles.

Cené a las diez de la noche, sándwich y zumo tropical, ya se sabe, comida de soltero. Después me di una ducha y decidí acicalarme un poco, era la primera vez que iba a una discoteca desde que llegué a Vigo y quién sabe sí…. A las doce y media llegué a la puerta de la discoteca y miré un cartel que decía “Fiesta universitaria principio de curso”, la decepción me invadió hasta que entré, previo pago de la consumición, y vi que los universitarios y universitarias cada vez tienen mayor edad. Me arrimé a la barra y le pregunté al camarero:
- ¿Has visto a Jordi por aquí?
- No, soy nuevo llevo una semana trabajando. ¿Quieres tomar algo o no?.
- Ponme un Jack Daniels con hielo y quiero hablar con el gerente– dije mientras metía la mano en mi bolsillo para sacar la placa y mostrársela al chaval.

Siempre me había desagradado la superioridad con que los policías muestran la placa, pero ahora que era yo el que la tenía, le estaba cogiendo el gustillo.

Minutos después un hombre de unos treinta y cinco años se me acercó diciendo: - Usted es el que habló esta mañana con mi mujer. Le puedo asegurar que todo está en regla.
- No tengo la menor duda de que lleva usted el local con legalidad. Quiero preguntarle por esta persona- dije mientras le mostraba la foto de Jordi.
- Sabía que alguien vendría a preguntar por él, lo he visto en los periódicos y en la televisión.

Me entraron ganas de saltar por la pista de baile gritando “Eureka”, pero decidí que mi excitación no debía salir al exterior, al menos no en aquel momento.
- ¿Así que le conoce?
- Sí, es Jordi. Solía venir mucho a la discoteca, pero le prohibí la entrada por que amenazaba a los camareros si no le servían las copas gratis. Cuando le dije que no podía entrar más, se puso furioso y me amenazó de muerte. Pensé que era la frase de un chaval embriagado por el alcohol y por la música, pero ya veo que no era así. Mi mujer y yo estamos muy preocupados por lo que nos pueda ocurrir, además tenemos un hijo con diez meses sabe y ….
- Tranquilo, lo encontraremos y usted y su familia no tendrán que preocuparse más. Por cierto otra pregunta ¿vio alguna vez a Jordi con alguna de las víctimas?
- No, apenas me relaciono con la clientela y mis camareros tampoco lo hacen porque cada mes los cambio, ya sabe para que no inviten a más copas de las que venden. Conozco a Jordi porque me dio muchos problemas.
- Cuando salía de la discoteca acudió otra pregunta a mi cabeza y gritando pregunté-¿qué bebía Jordi?
El gerente se me quedó mirando extrañado durante unos segundos y finalmente respondió- whisky- vaciló un instante – sí, seguro, bebía whisky Dic.

Me fui casa a casa tan emocionado por haber resuelto el caso que no me di cuenta de que había abandonado la discoteca cuando la fiesta no había hecho más que comenzar.

Al meterme en cama una cosa me daba vueltas a la cabeza, ¿porqué la tercera víctima había escrito DIC y no Jordi?. Todo parecía muy claro, pero todavía había algo que no encajaba.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Capítulo 15 - Miércoles 14 de Septiembre

Me desperté más tarde de lo normal en las últimas semanas, estaba relajado y tranquilo. En la conversación que sostuve con Gutiérrez y Vallejo, que hablaba a través del manos libres, llegamos a la conclusión de que Jordi era el candidato perfecto al asesinato y que probablemente tuviera problemas psicológicos debidos a una infancia que, según el dossier recopilado por Raquel, pasó entrando y saliendo del reformatorio, con un padre alcohólico y adicto al juego y sin madre, ya que esta murió durante el parto de Jordi, su único hijo. Probablemente el padre echase la culpa a su hijo de la muerte de su mujer y las palizas y vejaciones fueran constantes. Jordi pasó varias veces por la cárcel por incidentes menores, una pelea en un bar, una acusación de proxeneta, etc. Tenía el perfil psicológico adecuado para ser un asesino en serie, ahora sólo había que encontrar su relación con las otras víctimas. El móvil sin duda era la envidia por una niñez repleta de facilidades frente a las desgracias que tuvo que vivir él.

Jordi fue puesto en busca y captura, se controlaba la salida de personas por tierra, mar y aire. Su imagen se difundió en medios de comunicación locales y regionales.

Convoqué en la comisaría a los familiares de las otras víctimas para saber si conocían a Jordi o habían oído a sus hijas hablar sobre él, pero el resultado que obtuve fue negativo. Pasé entonces a un plan más tosco, pero que podía resultar, y de hecho así fue. Pregunté a cada una de las familias por separado los hábitos de ocio que tenían sus hijas, preguntas del estilo ¿le gustaba a su hija la lectura?, ¿el cine?, ¿el futbol?, ¿las discotecas?, ¿qué clase de discotecas?,¿alguna en concreto?, y aquí es donde encontré un punto en común de todas las víctimas. Todas ellas frecuentaban una conocida discoteca del centro de la ciudad, caracterizada por acoger a personas de alto nivel económico y con gustos nocturnos más bien extravagantes. Eran muchas las personas que acudían a ese local los viernes y sábados por la noche, pero que todas las víctimas coincidieran en él era de lo más significativo. Ahora sólo faltaba ir a la discoteca y descubrir si Jordi también era un cliente habitual.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Capítulo 14 - Martes 13 de Septiembre

Llevaba más de dos semanas trabajando sin descanso, la baja de Vallejo me obligaba a trabajar los fines de semana y a estar disponible todos los días para lo que pudiera surgir. Supongo que el jefe Gutiérrez había repartido los trabajos de menor relevancia con los de uniforme, ya que lo único a lo que me dedicaba yo era a buscar al asesino del tatoo.

Esa mañana salí pronto de mi apartamento y me dirigí a la dirección en la que vivía Jordi. Era una casa pequeña, de una sola planta y con aspecto deprimente. Él no estaba, así que aparqué en un callejón y me metí en un bar que había enfrente de su casa.
Mas que un bar era una taberna de barrio, con olor a vino malo y suciedad por todas partes. La dueña era una mujer alegre, que andaba de una lado para otro con una mandil puesto y el pelo recogido en una cola de caballo.
Mientras lavaba unos platos le pregunté por Jordi, y me dijo que era un buen chico, muy trabajador. Comento que sus padres murieron cuando él era pequeño y que había pasado la mitad de su vida en un orfanato. Una hora después la mujer me dijo:
- mire, ahí esta Jordi-

Era un muchacho delgado, con el pelo corto, ojos hundidos y barbilampiño. Dejé que entrara en la casa y luego me acerqué a la puerta. Era un día caluroso, pero llevaba puesta una cazadora de cuero bajo la que ocultaba el revolver.

Llamé a la puerta y sostuve en mi mano izquierda la placa mientras la derecha se introducía en mi cazadora tocando la culata de la pistola.
- Buenos días, policía- dije cuando abrió la puerta.
- Buenos días – respondió con cara de sorpresa.
- Quiero hacerle algunas preguntas sobre Laura- aún no había terminado de decirlo cuando mi cabeza golpeaba la acera tras haber sido empujado por el muchacho, que corría gritando con la voz desgarrada - ¡yo no lo he hecho!, ¡yo no lo he hecho!, yo la quería y cometí el error de apartarme de su lado y permitir que todo esto pasará. ¡no la he matado!, ¡¡la quería, la quiero!!.
Saque la pistola de la funda y apunté, pero yo nunca había disparado a nadie, así que la vista se me nubló y sentí un ligero mareo. Jordi escapó y aunque sus palabras parecían sinceras, el sentido común me decía que si fuera inocente no escaparía de aquella manera.

Cogí el coche y me marché a comisaría para comunicar al jefe Gutiérrez lo que había ocurrido. Por el camino intentaba dar vueltas a una posible relación de Jordi con las otras víctimas.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Capítulo 13 - Lunes 12 de Septiembre

Me desperté con un gran dolor de cabeza debido a la resaca, me di una ducha y mientras me secaba vi algo que hizo que la toalla cayese de mis manos y los músculos de mi estómago se pusieran en tensión hasta arrodillarme en la taza del water y hacerme vomitar lo poco que había cenado la noche anterior. El diablo sosteniendo el hacha estaba tatuado en mi ombligo. No podía creerlo, pero ahí estaba igual que lo sigue estando hoy en día.
Ese cabrón sabía dónde encontrarme, sabía quién era y podía haberme matado. ¿Por qué no me había matado?.

Fui a la comisaría y le dije al jefe Gutiérrez lo que había ocurrido. Noté la preocupación en su cara, pero me dijo que no podía abandonar.
- He llamado a Rial, el mejor de nuestros detectives, pero está en Nueva York y no podrá regresar hasta dentro de un par de semanas, así que debes aguantar chico. A partir de hoy tienes luz verde para tramitar todos los permisos que necesites y tienes a tu disposición a cualquiera de las personas en activo.

Salí del despacho algo más animado, pero nadie podía quitarme de encima el miedo que me provocaba el saber que el asesino me conocía. Pedí a Raquel que obtuviera información de cuántos hombres llamados Jordi habían llegado en los últimos dos meses.
Mi sorpresa fue que me dijo:- estaba esperando que me lo pidieras.
- ¿Qué?- respondí sin entender bien lo que me decía
- Gutiérrez me mandó buscar esa información el mismo día que conversaste con la madre de la primera víctima. Su nombre es Jordi Hernández Pau, 28 años, natural de Gerona y residente en Vigo desde 1993. Viajó a Brasil el 18 de Julio.
- Todo eso es muy interesante, pero no tiene ninguna validez para el caso.- dije girándome para salir de la comisaría.
- Sam- gritó Raquel- tu amigo llegó a Santiago de Compostela el 11 de Agosto procedente de Brasil en el vuelo de las doce de la mañana con escala en Madrid y alquiló un coche en el aeropuerto que fue devuelto en Vigo a las 14:45 horas.
Me giré hacia ella sorprendido y la interrogué con agresividad -¿dónde está ahora?.
Eso es cosa tuya, hay cosas que no se pueden hacer desde una oficina. - dijo serenamente.

Sonsacarle a la madre de Laura el domicilio de Jordi fue más difícil de lo que esperaba, era como si quisiese ocultar algo, proteger a alguien. Y sin embargo no creía que fuese a Jordi al que protegía, ya que cada vez que su nombre aparecía en la conversación su rostro se tornaba oscuro y el diálogo se convertía en una sarta de improperios hacia él.

Eran las 21:30 horas y me dirigía a la casa de Jordi que se encontraba en uno de los barrios más desfavorecidos de la ciudad. Sentía que por fin algo empezaba a tener sentido, pero la relación del Gironense con las otras víctimas era incierta. Escuché un aviso por radio que preguntaba por mi localización, miré la radio con miedo y un par de minutos después me dirigía hacía las playas, con la sirena puesta y la adrenalina superando todos los niveles permitidos. Otra chica, pero aún no había muerto. La muchacha vivía en un chalet adosado frente a la playa. Entré en la casa corriendo y, guiado por mis compañeros, subí las escaleras que llevaban al dormitorio. Todos se apartaron al verme llegar. Parecía que las órdenes del jefe habían llegado a sus oídos.

Había algo distinto, la chica está tapada por una sábana blanca empapada de sangre. Pregunté: -¿quién ha llegado primero?. Uno de los de uniforme da un paso adelante y me contesta:- yo señor. Recibí el aviso de que había llegado una llamada pidiendo ayuda, y me encontraba a un par de kilómetros de la zona.
-¿Porqué la has tapado?
- No la he tapado señor, estaba así cuando llegué.
Miré a la chica e intenté tranquilizarla con la mirada, aunque en aquella situación era difícil conseguirlo.
- No hables de momento, te voy a destapar pero no te voy a hacer daño. De acuerdo.- dije con lentitud.
Ella respondió afirmativamente con la cabeza con un gesto lento y cansino.
Retiré la sábana con suavidad y vi que no tenía el tatuaje. Volví a tapar a la chica y me acerqué a ella:
-¿Cómo estás?
- Un cura-. Un hilillo de voz salió de su boca antes de perder el conocimiento.
Me giré gritando, que venga rápidamente la ambulancia y traedme una cura.
- El padre Eneas ya está aquí señor, entró en la casa cuando vio el alboroto.- dijo el mismo hombre con el que había hablado antes.
El padre pidió un poco de tranquilidad y le dejamos sólo para que administrara la extremaunción a la muchacha.

La ambulancia llegó un par de minutos después, pero la chica había muerto. Recuerdo que me coloqué junto a la cama y comencé a hacerle el masaje cardiovascular con violencia. Jamás podré expresar lo que sentí en aquel momento. La chica había visto a su asesino y no me lo pudo decir.

Me senté en el suelo con la cara entre ellas manos y la espalda apoyada en una pared mientras veía como retiraban el cadáver y los especialistas tomaban huellas e intentaban buscar pistas sobre la escena del crimen. Sabía que no iban a encontrar nada, el asesino era muy cauto y no había cometido ningún error hasta ese momento.

El padre Eneas se sentó a mi lado y me preguntó si necesitaba ayuda espiritual. Le dije que todo aquello me estaba sobrepasando, aunque creo que él había tenido ocasión de verlo unos minutos antes.
- No sé cómo una persona humana puede hacer estas cosas Padre, cómo se puede llegar a esto.
- Los caminos del Señor son inescrutables hijo mío, debes ser fuerte y afrontar las cosas con firmeza.- respondió Eneas con una voz que transmitía paz.
- Siento que este mundo se derrumba a mi alrededor Padre, y que no puedo hacer nada para evitarlo. Hecho de menos a mi familia, y este caso me está matando.
- ¿Has leído la Biblia hijo mío?
- No, Padre.
- Pues léela, en ella están todas las respuestas, por muy complicadas que sean. Sólo hay que leer con fe e interpretar las lecturas en cada caso.

Hablar con el Padre era reconfortante, me hizo sentir tranquilo y en paz.... aunque sólo fuera durante unos instantes.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Capítulo 12 - Domingo 11 de Septiembre

Esa tarde apareció el cuarto cadáver, en las mismas circunstancias que los anteriores y con el tatuaje completo, en la cara de Sandra, que así se llamaba la chica, se veía la sorpresa de una vida cortada antes de tiempo.

Apenas había dormido en los días anteriores, y el cansancio se adueñaba de mí. Sin embargo no podía dormir, cada vez que cerraba los ojos veía la cara de aquellas chicas. Esa noche fui a un bar cercano a mi apartamento y comencé a beber hasta que mis sentidos quedaron anestesiados por el alcohol y perdí conciencia de lo que estaba haciendo y de lo que estaba pasando.

lunes, 25 de octubre de 2010

Capítulo 11 - Sábado 10 de Septiembre

La visita a la casa de las dos últimas víctima es un calco de la que hice a la de la primera. Una casa que denotaba alto poder adquisitivo, una escena dantesca y cero respuestas a mis preguntas.

Mientras conducía hacia la comisaría mi frustración iba en aumento, tres mujeres asesinadas en las mismas circunstancias, tres tatuajes iguales, tres familias que no permiten las autopsias, tres misterios enmarcados en un laberinto que no parece tener salida.


lunes, 18 de octubre de 2010

Capítulo 10 - Miércoles 7, Jueves 8 y Viernes 9 de Septiembre

Los tres días siguientes se me hicieron eternos, apenas tuve una salida para continuar la investigación y, por encima, las familias de las otras dos víctimas se negaron a recibirme. Decidí investigar el tatuaje y visité un conocido local de tatoos, piercing y otras modalidades de estética relacionadas con el tema. La tienda era muy oscuras, las paredes estaban repletas de dibujos que podían ser tatuados y había también pendientes de todos los tipos, formas y tamaños. El dependiente llevaba piercings por toda la cara y en sus brazos apenas había un trozo de piel sin tatuar. - Buenos días, quería que me diera su opinión sobre este tatuaje- pregunto mientras le enseño una foto.
- Esto no es una oficina de información, si quieres un tatuaje dímelo y si no lárgate- responde en un tono grosero.
Saqué la placa y se la puse delante de la cara mientras repito - Buenos días, quería que me diera su opinión sobre este tatuaje
- Bien, bien. Es un tatoo de una textura muy rugosa, sus colores no están bien compensados y hay gran cantidad de errores en el perfilado. Sin duda es la obra de un novato.
- ¿Conoce a alguien que tatúe de esta manera?
- No, las únicas personas que conozco en este mundillo son profesionales. Como le he dicho eso es obra de un novato.
                       
Salí de la tienda pensando en, por qué una persona que no sabe tatuar, toma tantos riesgos en la escena del crimen. Cuando me iba a subir al coche sonó mi móvil, era de la comisaría y me dijeron que habían encontrado a la asistenta y que tenían las órdenes de registro de las otras dos víctimas. Sentí que no era el único que estaba trabajando y eso me reconfortó ligeramente.

La asistenta vivía en un pequeño piso junto a su marido y su hija de siete años. Era una mujer de mediana edad, unos cuarenta años diría yo, su pelo era estropajoso y sus ojos mostraban a la que hace tiempo fue una hermosa mujer. Se notaba que estaba afectada por lo ocurrido con Laura, y lloraba sentada en un sofá enfrente a la silla en la que me encontraba sentado.
- Era una chica llena de vida, no entiendo por qué alguien quiso hacerle eso.
Con tacto comencé mi interrogatorio:
-          ¿Conoce el ambiente en el que se movía Laura?
-          No, yo tan solo iba dos días a la semana a hacer las labores de la casa
-          ¿Y su novio?, ¿conoce a su novio?
-          Si, Jordi era un chico muy impulsivo, aunque no creo que fuera él el que la mató, porque se fue hace unos meses del país.
-          Sabe por qué se marchó.
-          No, eso fue muy extraño porque estaban muy enamorados, sin embargo un día él hizo las maletas y se fue sin más.
-          ¿Laura le contó si discutieron por alguna razón?
-          No tenía tanta confianza con ella como para tratar temas personales, al fin y al cabo yo sólo era la asistenta. Pero sé que ella estaba muy afectada y confusa.
-          Siento tener que hacerle esta pregunta pero es mi trabajo, ¿dónde estaba usted el viernes 15 de Agosto entre las 21:00 y las 0:00 horas?
-          Estaba en mi casa, lo sé porque los viernes termino de trabajar a las siete y siempre estoy muy cansada.
-          ¿Había alguien con usted en su casa?
-          No, mi marido termina de trabajar a las dos de la madrugada porque es camarero en un restaurante del centro, y a mi hija la llevó todos los viernes con sus abuelos. Supongo que no pensará usted que yo…
-          No, tranquila. Tan solo es un requisito indispensable.
-          Hay algo que ella comentó durante una llamada telefónica que quizá pueda ser importante
-          Dígame- respondí intrigado
-          Discutía con su madre y le decía que su vida jamás volvería a ser la misma.

martes, 12 de octubre de 2010

Capítulo 9 - Martes 6 de Septiembre

A la mañana siguiente fui a visitar la casa de la primera víctima. Estaba en un edificio de apartamentos de lujo, rodeado de un gran terreno en el que se alternaban zonas de ocio con jardines y parcelas de verde césped. Subí a su apartamento, y me encontré con una decoración que denotaba un alto nivel económico. También me llamó la atención la extrema limpieza del lugar. Me chocó que alguien tan adinerado se dedicara a limpiar su casa con tanta pulcritud, por tanto me imagino que alguien iba a hacer la limpieza. El apartamento no tenía nada más que me llamara la atención excepto la habitación, en la que la escena del crimen está totalmente rodeada por una cinta amarilla.
                       
Salí al pasillo y llamé al portal de enfrente para preguntar si oyeron algo el día en que se cometió el crimen. Ni la señora ni su marido estaban en casa aquel día, pero sí descubrí que una señorita limpiaba la casa dos días a la semana, los lunes y los jueves. Por cierto esta primera víctima fue asesinada el viernes 15 de Agosto.
                       
Mis siguientes pasos serían visitar a la familia de la víctima y localizar a la chica de la limpieza. Lo primero fue fácil, ya que la dirección estaba incluida en el dossier que Vallejo me dejó sobre este primer asesinato.
     
A las afueras de Vigo en un chalet de dos pisos con un amplio terreno rodeándola vivían los padres de la chica. Abrí una pequeña puerta de metal que da acceso al jardín y dos grandes palmeras custodiaban el camino de adoquines que llevaba hasta la casa. Llegué a una robusta puerta de madera, de sauce me atrevería a decir, que era la entrada principal a la casa. Llamé al timbre y en unos segundos apareció una mujer de mediana edad, bien vestida y con aspecto de haberse pasado media vida en la peluquería.
- Buenos días, soy el teniente Sam del servicio de homicidios. Vengo a hacerles unas preguntas sobre el asesinato de su hija.
- ¿y el teniente Vallejo? - me dijo la mujer con cara de sorpresa.
- el teniente Vallejo ha tenido que dejar el caso y yo soy su sustituto.
- ¿no es usted demasiado joven para llevar un caso de esta índole?
“No está usted demasiado peinada y pintarrajeada como para haber perdido a su hija hace un par de semanas”, - pensé. Aunque lo que finalmente dije fue que no debía preocuparse por mi edad, que era un buen profesional y no tendría ninguna queja de mí. Algo pretencioso, pero correcto al fin y al cabo.
La señora me permitió entrar y ante mí se abrió un recibidor enorme con una gran escalera alfombrada que lo conectaba con el piso superior.
-Pase al saloncito - me dijo mientras extendía el brazo de una manera hospitalaria y acogedora. - ¿Quiere tomar algo?- preguntó. Respondí que no y me acomodé en un sofá que hacía una “ele”, en el medio del “saloncito” de setenta metros cuadrados.
Ella se sentó a mi lado y comenzó a decir:
- Ya he hablado de este tema con Vallejo y no me gustaría removerlo más, ya que me causa un gran dolor y mi psicólogo me ha recomendado que no lo toque durante un tiempo.
- Sólo serán unas preguntas breves, no le molestaré- respondí con delicadeza.
- ¿Por qué su hija no vivía con ustedes?
- Era una chica muy independiente,  así que hace un par de años se marchó.
- ¿Cree que alguna de las personas que conocía pudo haberle hecho eso?
- No, era una chica muy cariñosa, quizá excesivamente cariñosa-Estas últimas palabras salieron de su boca con una entonación que denotaba un cierto rencor, así que decidí darle otro giro de tornillo al tema.
- ¿Por qué demasiado cariñosa?
- Bueno, en fin, ya sabe. La juventud hoy en día vive en sueños y ve pajaritos donde no los hay.
- Un novio quizás.
- Sí. Hace un mes dejó el país para irse a Brasil.
- Podría decirme su nombre.
- Si, era un tal Jordi, aunque él no tuvo nada que ver con lo que le paso a Laura, él estaba muy lejos de aquí cuando todo sucedió. - Al final de la frase su voz se resquebrajó y sus ojos manaron con  timidez dos lágrimas que rápidamente secó con una pañuelo de seda.
Una última pregunta- dije en tono tranquilizador- ¿Por qué no deja que hagamos la autopsia al cadáver?
- No, ni hablar-  respondió con sequedad- no queremos que el cuerpo de mi hija sea tocado por nadie más.

Quizá fue una impresión mía, pero me daba la sensación de que mi pregunta había turbado aún más a la señora y que su respuesta sólo era verdadera a medias. En fin , el sexto sentido del detective, aunque yo ni siquiera sabía si estaba utilizando bien los otros cinco.
Me levanté dando por concluida la entrevista y le dije que haría todo lo posible por atrapar al asesino de su hija. La señora me acompañó hasta la puerta y justo antes de que la cerrara recordé algo, me giré y le pregunté:
- Tenía su hija alguna asistenta.
- Creo que sí. La contrató a través de una agencia de empleo, pero no sé ni el nombre de la mujer ni el de la agencia.
 
Durante mi recorrido en coche no se me quitaba de la cabeza que estaban quedando demasiados cabos sin atar en esta investigación, y que, sorprendentemente, parecía que nadie tenía intención de ayudarme a atarlos. Me fui a casa y después de una cena acompañado por la televisión conseguí conciliar el sueño.

lunes, 4 de octubre de 2010

Capítulo 8 - Lunes 5 de Septiembre

Un par de días después el jefe me llamó a su despacho, y al abrir la puerta lo encontré sentado junto a Vallejo y sosteniendo una taza de café humeante.
- Buenos días Sam, prepárate un café y siéntate.- Me dijo. Y así lo hice.
-¿De qué se trata jefe?- pregunté intrigado.- Serás un gran detective, tienes curiosidad y ganas de aprender. Sólo que tendrás que serlo ya. Vallejo abandona el caso por motivos personales ineludibles y el único teniente que nos queda eres tú,  por tanto, debes ocuparte del caso del Tatoo.-
-Pero...- intente hablar cuando el jefe me interrumpió- No hay nada más que hablar, el teniente te pondrá al día antes de marcharse.
Vallejo se levantó y me invitó a salir del despacho, a lo que, evidentemente, no me resistí.

Me senté en mi mesa y Vallejo se acercó con unos papeles.- Esta es toda la documentación del caso, aunque está incompleta.
-¿Cómo?- pregunté.
-He dicho que esta incompleta, no están las autopsias.
-¿Por qué?
- Porqué ninguna de las familias de las víctimas permitieron que se hicieran. Es extraño pero ninguna de ellas lo permitió.

Estaba cansado, pero antes de irme a la cama repasé de nuevo los informes y no dejaba de preguntarme por qué las familias de esas chicas no colaboraron para ayudarnos a descubrir quién le había hecho eso a sus hijas. Me dormí con este pensamiento en la cabeza.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Capítulo 7 - Sábado 3 y Domingo 4 de Septiembre

Ese fin de semana decidí ambientar un poco el estudio. Pegué algunos pósters de Los Beatles y coloqué una foto de mi familia y otra de mi novia sobre el televisor.

No había un ambiente muy hogareño, pero tenía que hacer que fuera lo más agradable posible.

El domingo fui al cine, y luego estuve tomando un refresco en la terraza de una cafetería de la Calle del Príncipe. Ésta era una calle peatonal en la que había músicos, mimos y toda clase de artistas urbanos.

Por la noche volvió a mi cabeza el caso de las chicas asesinadas y no logré conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Capítulo 6 - Viernes 2 Septiembre

Al día siguiente debía seguir patrullando, pero el caso de Vallejo no paraba de darme vueltas en la cabeza. ¿Cuál era la razón por la que el asesino quería que los cadáveres se mostraran desnudos en sus camas? Y,  ¿qué significaba ese tatuaje?.

Decidí investigar el caso por mi cuenta en los ratos libres y, sin que nadie lo supiera entré en la sala de archivos de la comisaría y fotocopié los informes de las anteriores muertes. Todas ellas eran mujeres jóvenes, entre los 20 y los 25 años. Las tres habían muerto en las mismas condiciones y en las últimas dos semanas.
                       
Recurriendo a mis libros de investigación saqué la conclusión de que si había un asesino en serie, tenía que haber un motivo, un detalle que era común a todas las víctimas y que además era la razón de los asesinatos. !Efectivamente!, había una característica común en las chicas de la cual no me había percatado. Al revisar sus datos me di cuenta de que todas sus direcciones pertenecían a zonas privilegiadas de la ciudad, la primera vivía en un lujoso apartamento en la Avenida de Europa, muy cerca de las playas y las otras dos en el Monte del Castro. Esta dato unido al lugar donde encontramos el último cadáver me hizo pensar que el móvil de los asesinatos era el robo, pero en las escenas de los crímenes nunca faltó dinero ni objetos de valor, con lo que mi hipótesis terminó por los suelos.

Seguía en blanco y mi inquietud crecía al pensar que, de no encontrar algo pronto, otra chica sería asesinada y tatuada con un diablillo alzando un hacha.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Capítulo 5 - Jueves 1 de Septiembre

El cuarto día de patrulla día fue distinto. Alrededor de las once de la noche, mientras terminaba de cenar sonó mi busca. Llamé a la comisaría y me dijeron que acudiera rápidamente a una estancia situada en Cabo Estay, una zona de casas de lujo situada en la zona de playas.

Diez minutos después llegué a una casa de dos pisos con un pequeño jardín alrededor. Una patrulla estaba en la puerta y uno de los policías me dijo que había una mujer agonizando.             

Entré en la casa y subí una amplia escalera de piedra que llevaba al piso superior. Escuche la voz de un agente que decía:-Por aquí inspector. Me dirigí a la habitación de la que provenía la voz y al entrar descubrí una escena totalmente dantesca. Por la ventana entraba una tenue luz azulada y las cortinas se movían por la acción de un ligero viento que soplaba. Una mujer joven estaba tumbada en la cama, una sábana de seda gris tapaba su cuerpo a excepción de la pelvis y la cabeza. En su cuello podía verse un corte del que manaba sangre intensamente.- Está muerta, hemos llamado a un ambulancia pero ya está muerta- comentó el policía con un tono de voz en el que se dislumbraba la desesperación del momento. Me acerqué más al cadáver y pude ver, bajo su ombligo,  el tatuaje de un pequeño diablillo aguantando un objeto en el aire que no pude reconocer. Pregunté al policía qué era lo que aparecía en el tatuaje. Sonó una voz detrás de mí que decía:- Es un hacha. Me giré y vi a Vallejo de pie. Al apartarme del cadáver y dirijirme hacía él vi como la expresión de su cara cambiaba de repente y gritaba: -¡Está incompleto!. Sacó el arma de su cartuchera y mandó acordonar toda la casa. Me quedé perplejo y le pregunté qué era lo que estaba ocurriendo. Me explicó que el tatuaje estaba incompleto y que el asesino debió huir cuando llegaron los policías. Vallejo buscó por todas las esquinas hasta encontrar en un punto oscuro de la habitación una mancha de sangre en la pared. Me llamó y dijo: -¿qué te parece esto?.
- Supongo que el corte fue realizado en esa esquina y que luego la víctima fue llevada a la cama, pero ¿por qué?.
Vallejo me miro diciendo:- Porqué el asesino quería que todo el mundo viera el tatuaje y la forma en que ha matado a esta pobre chica. No ha sido la única, es la tercera víctima en poco tiempo. Todas son mujeres y  han sido asesinadas con el mismo modus operandi.

Llegó el forense y al mover el cadáver pudimos ver con claridad unas letras escritas con sangre en la sábana. Ponía DIC. Pensamos que podían ser unas siglas o que era una palabra a medio escribir.

Me marché a mi casa pensando en todo lo que había ocurrido Sabía que aquel era el caso de Vallejo, pero desde que llegué a aquella habitación algo había dado un giro en mi cabeza. Comencé a darme cuenta de que no podría dormir tranquilo hasta que todo aquello acabase.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Capítulo 4 - Lunes 29 Agosto

Me levanté temprano, aunque ya había amanecido. Era un día fresco a pesar de que no había nubes y el sol brillaba.

Llegué a la comisaría y uno de los policías de la recepción me dio las llaves de un coche que estaba aparcado en la entrada y me dijo que debía empezar a patrullar por las calles y que, si se me necesitaban,  sería llamado por radio.

Salí a la calle y me metí dentro de un coche monovolumen que no tenía ninguna señal de ser de la policía. La matricula era la de un turismo normal y lo único que podía llamar la atención era una antena un poco más larga de lo normal situada en el techo. Era un coche de policía camuflado.

Durante varios días lo único que hice fue dar vueltas  sin recibir ninguna llamada. También conocí a Vallejo que me tranquilizó diciéndome que aquello era normal y que cuánto menos me llamaran mejor. Eso quería decir que no había pasado nada fuera de lo común.

En aquellos días me sentí frustrado porque, notaba un enorme contraste entre la tranquilidad en la que me encontraba inmerso con la tensión y crispación que se vivía en la comisaría. Algo gordo estaba pasando y yo, quizá por ser el novato, estaba al margen. Me sentía como el becario al que no le cuentan nada, pero en breve eso iba a cambiar.

lunes, 30 de agosto de 2010

Capítulo 3 - Sábado 27 y Domingo 28 de Agosto

El resto del fin de semana lo dediqué a conocer la ciudad. Vigo tiene lugares realmente preciosos como el parque de Castrelos donde te puedes encontrar desde parejas de ancianos paseando hasta atletas de élite entrenando, como las ruinas celtas del Monte del Castro o las playas. También me llamaron la atención las plazas que hay en el centro de la ciudad como la Plaza de América en la que hay una escultura llamada La Puerta del Atlántico o la impresionante construcción en bronce de la Plaza de España donde cuatro enormes caballos ascienden hacia el cielo mientras un chorro de agua cae entre ellos.

Vigo sigue teniendo el encanto de los pueblos de mar con su ribera y su casco viejo en los que todos los fines de semana se sirven las famosas ostras, percebes y otros mariscos de la ría.

El sábado por la tarde me acerqué a la playa de Samil donde me quede maravillado con la vista de las islas cíes. La belleza de este paisaje hace que te sientas relajado y con ganas de respirar el aire del mar eternamente.

El domingo por la tarde me quedé en el apartamento viendo la televisión y me acosté pronto porque no quería llegar tarde en mi primer día de trabajo. Antes de quedarme dormido sentí la ilusión que cualquiera tiene cuando comienza una nueva aventura. Han sido muchas las ocasiones en las que he añorado tener aquella sensación, porque lo que pasó en los días siguientes hizo que no volviera a sentirla jamás.

lunes, 23 de agosto de 2010

Capítulo 2 - Viernes 26 de Agosto

Me levanté cansado, el día estaba lluvioso, hacia frío y decidí ponerme un abrigo. Salí a la calle y comencé a andar bajo los edificios buscando algún lugar en la que sirvieran desayunos. Desayuné en una cafetería cercana. Me acerqué a la comisaría y la contemplé desde fuera, era un edificio antiguo, completamente construido en piedra y con una gran entrada custodiada por dos policías de uniforme que me pidieron mis credenciales cuando me disponía a entrar. Se mascaba un ambiente de nerviosismo, de tensión, la atmósfera estaba enrarecida por una extraña preocupación.

Me dirigí a recepción donde dos policías realizaban el papeleo cotidiano a una velocidad realmente increíble. Le pregunté a uno de ellos dónde se encontraba el despacho del jefe y, sin dejar su trabajo, me indicó una puerta y me dijo:- “La señorita que está sentada en la mesa es Raquel su secretaria.”

Raquel era mujer increíble, su pelo era negro, tenía unos grandes ojos verdes y su cuerpo lograría enloquecer a cualquier hombre de este mundo.- Disculpe señorita soy el nuevo teniente y tengo una cita con el jefe Gutiérrez. Me miró con una sonrisa en los labios que no olvidaré jamás y apretó un botón en la pequeña centralita que tenía a su lado:- Señor Gutiérrez, el teniente Samuel Durán ha llegado. Se escuchó una voz bronca que respondió:- Que pase.

Tenía la sensación de que en el momento en que atravesara aquella puerta, todo lo que había vivido hasta entonces quedaría como una simple anécdota de mi vida, y no me equivocaba.

El jefe estaba sentado tras una gran mesa de madera llena de papeles. Cogió una carpeta y comenzó a leer:- Samuel Durán, licenciado en técnicas de investigación. Recomendado por el jefe de policía de comisaría central de Madrid. Novato.- Me miró a los ojos y prosiguió:- Siéntate hijo y cuéntame qué te parece nuestra ciudad y si estás a gusto con el alojamiento que te hemos buscado.


- He llegado ayer por la noche y aún no he tenido tiempo para nada, pero espero acostumbrarme lo más rápido que pueda. Me gustaría saber quién va a ser mi compañero.


- Lo siento muchacho pero debido a un invento del hombre llamado vacaciones estamos en cuadro, por lo tanto tendrás que empezar a conocer el trabajo tú solito. - Me respondió.-


- Tengo entendido que ésta es una ciudad tranquila en la que apenas ocurre nada fuera de lo común. - Continué interrogando.-


- Si, la verdad es que Vigo suele ser un sitio apacible, pero en los últimos días han aparecido un par de cadáveres y eso tiene a la población un poco revuelta. Pero no te preocupes, ese caso lo lleva Vallejo. El lunes te asignaremos un coche y comenzarás a patrullar para conocer la ciudad y resolver cualquier cuestión para la que te llamen. Disfruta del fin de semana y no te preocupes, todos tus compañeros te ayudarán en lo que puedan.

Salí de la comisaría con la certeza de que había empezado a recorrer un camino pedregoso del que no tenía claro si iba a salir con buen pié. Me fuí a mi casa y pasé el rsto del día terminando de instalarme.

martes, 17 de agosto de 2010

Capítulo 1 - AÑO 2005 , Jueves 25 de Agosto

Llegué a Peinador procedente de Barajas en el avión de las 20.00 horas. Era la primera vez que salía de Móstoles, mi ciudad natal, y el viaje me había mareado bastante. En Vigo un grupo de grandes nubes grises lo cubría todo y parecía haber caído la noche antes de lo normal en aquella época del año.
Después de recoger mi equipaje, salí de las instalaciones del aeropuerto y cogí un taxi que me llevo al centro de la ciudad, donde se encontraba la calle en la que estaba el estudio en el que viví durante unos meses. Era una habitación pequeña, con una cama, una mesa sobre la que había un televisor y una silla. La pared estaba pintada de color blanco, sin ningún tipo de adorno, y junto a la entrada había dos puertas, una de ellas daba a un diminuto servicio con un water, una pileta y una ducha de pie, la otra puerta era un armario empotrado en el que comencé a guardar mi ropa.
Cuando acabe de adecentar el estudio salí a cenar a una hamburguesería que se encontraba a unos pasos de allí. Mientras cenaba pensé en lo rápido que habían transcurrido para mí las cosas, ya que en los últimos días mi vida había dado un giro de 180 grados. Terminé mis estudios un mes antes de llegar a Vigo, y de entre todos los Tenientes de mi promoción el único al que habían destinado lejos de Madrid había sido a mí. Tuve que hacer la maleta y dejar a mi familia, mis amigos y mi novia a 600 kilómetros de distancia, pero sabía que era algo que en algún momento tenía que ocurrir.
Hacía frío y decidí marcharme a dormir. Además a la mañana siguiente debía presentarme en la comisaría para ponerme al día de cuál iba a ser mi trabajo y de quién iba a acompañarme durante mi aprendizaje. Apenas pude conciliar el sueño.