lunes, 25 de octubre de 2010

Capítulo 11 - Sábado 10 de Septiembre

La visita a la casa de las dos últimas víctima es un calco de la que hice a la de la primera. Una casa que denotaba alto poder adquisitivo, una escena dantesca y cero respuestas a mis preguntas.

Mientras conducía hacia la comisaría mi frustración iba en aumento, tres mujeres asesinadas en las mismas circunstancias, tres tatuajes iguales, tres familias que no permiten las autopsias, tres misterios enmarcados en un laberinto que no parece tener salida.


lunes, 18 de octubre de 2010

Capítulo 10 - Miércoles 7, Jueves 8 y Viernes 9 de Septiembre

Los tres días siguientes se me hicieron eternos, apenas tuve una salida para continuar la investigación y, por encima, las familias de las otras dos víctimas se negaron a recibirme. Decidí investigar el tatuaje y visité un conocido local de tatoos, piercing y otras modalidades de estética relacionadas con el tema. La tienda era muy oscuras, las paredes estaban repletas de dibujos que podían ser tatuados y había también pendientes de todos los tipos, formas y tamaños. El dependiente llevaba piercings por toda la cara y en sus brazos apenas había un trozo de piel sin tatuar. - Buenos días, quería que me diera su opinión sobre este tatuaje- pregunto mientras le enseño una foto.
- Esto no es una oficina de información, si quieres un tatuaje dímelo y si no lárgate- responde en un tono grosero.
Saqué la placa y se la puse delante de la cara mientras repito - Buenos días, quería que me diera su opinión sobre este tatuaje
- Bien, bien. Es un tatoo de una textura muy rugosa, sus colores no están bien compensados y hay gran cantidad de errores en el perfilado. Sin duda es la obra de un novato.
- ¿Conoce a alguien que tatúe de esta manera?
- No, las únicas personas que conozco en este mundillo son profesionales. Como le he dicho eso es obra de un novato.
                       
Salí de la tienda pensando en, por qué una persona que no sabe tatuar, toma tantos riesgos en la escena del crimen. Cuando me iba a subir al coche sonó mi móvil, era de la comisaría y me dijeron que habían encontrado a la asistenta y que tenían las órdenes de registro de las otras dos víctimas. Sentí que no era el único que estaba trabajando y eso me reconfortó ligeramente.

La asistenta vivía en un pequeño piso junto a su marido y su hija de siete años. Era una mujer de mediana edad, unos cuarenta años diría yo, su pelo era estropajoso y sus ojos mostraban a la que hace tiempo fue una hermosa mujer. Se notaba que estaba afectada por lo ocurrido con Laura, y lloraba sentada en un sofá enfrente a la silla en la que me encontraba sentado.
- Era una chica llena de vida, no entiendo por qué alguien quiso hacerle eso.
Con tacto comencé mi interrogatorio:
-          ¿Conoce el ambiente en el que se movía Laura?
-          No, yo tan solo iba dos días a la semana a hacer las labores de la casa
-          ¿Y su novio?, ¿conoce a su novio?
-          Si, Jordi era un chico muy impulsivo, aunque no creo que fuera él el que la mató, porque se fue hace unos meses del país.
-          Sabe por qué se marchó.
-          No, eso fue muy extraño porque estaban muy enamorados, sin embargo un día él hizo las maletas y se fue sin más.
-          ¿Laura le contó si discutieron por alguna razón?
-          No tenía tanta confianza con ella como para tratar temas personales, al fin y al cabo yo sólo era la asistenta. Pero sé que ella estaba muy afectada y confusa.
-          Siento tener que hacerle esta pregunta pero es mi trabajo, ¿dónde estaba usted el viernes 15 de Agosto entre las 21:00 y las 0:00 horas?
-          Estaba en mi casa, lo sé porque los viernes termino de trabajar a las siete y siempre estoy muy cansada.
-          ¿Había alguien con usted en su casa?
-          No, mi marido termina de trabajar a las dos de la madrugada porque es camarero en un restaurante del centro, y a mi hija la llevó todos los viernes con sus abuelos. Supongo que no pensará usted que yo…
-          No, tranquila. Tan solo es un requisito indispensable.
-          Hay algo que ella comentó durante una llamada telefónica que quizá pueda ser importante
-          Dígame- respondí intrigado
-          Discutía con su madre y le decía que su vida jamás volvería a ser la misma.

martes, 12 de octubre de 2010

Capítulo 9 - Martes 6 de Septiembre

A la mañana siguiente fui a visitar la casa de la primera víctima. Estaba en un edificio de apartamentos de lujo, rodeado de un gran terreno en el que se alternaban zonas de ocio con jardines y parcelas de verde césped. Subí a su apartamento, y me encontré con una decoración que denotaba un alto nivel económico. También me llamó la atención la extrema limpieza del lugar. Me chocó que alguien tan adinerado se dedicara a limpiar su casa con tanta pulcritud, por tanto me imagino que alguien iba a hacer la limpieza. El apartamento no tenía nada más que me llamara la atención excepto la habitación, en la que la escena del crimen está totalmente rodeada por una cinta amarilla.
                       
Salí al pasillo y llamé al portal de enfrente para preguntar si oyeron algo el día en que se cometió el crimen. Ni la señora ni su marido estaban en casa aquel día, pero sí descubrí que una señorita limpiaba la casa dos días a la semana, los lunes y los jueves. Por cierto esta primera víctima fue asesinada el viernes 15 de Agosto.
                       
Mis siguientes pasos serían visitar a la familia de la víctima y localizar a la chica de la limpieza. Lo primero fue fácil, ya que la dirección estaba incluida en el dossier que Vallejo me dejó sobre este primer asesinato.
     
A las afueras de Vigo en un chalet de dos pisos con un amplio terreno rodeándola vivían los padres de la chica. Abrí una pequeña puerta de metal que da acceso al jardín y dos grandes palmeras custodiaban el camino de adoquines que llevaba hasta la casa. Llegué a una robusta puerta de madera, de sauce me atrevería a decir, que era la entrada principal a la casa. Llamé al timbre y en unos segundos apareció una mujer de mediana edad, bien vestida y con aspecto de haberse pasado media vida en la peluquería.
- Buenos días, soy el teniente Sam del servicio de homicidios. Vengo a hacerles unas preguntas sobre el asesinato de su hija.
- ¿y el teniente Vallejo? - me dijo la mujer con cara de sorpresa.
- el teniente Vallejo ha tenido que dejar el caso y yo soy su sustituto.
- ¿no es usted demasiado joven para llevar un caso de esta índole?
“No está usted demasiado peinada y pintarrajeada como para haber perdido a su hija hace un par de semanas”, - pensé. Aunque lo que finalmente dije fue que no debía preocuparse por mi edad, que era un buen profesional y no tendría ninguna queja de mí. Algo pretencioso, pero correcto al fin y al cabo.
La señora me permitió entrar y ante mí se abrió un recibidor enorme con una gran escalera alfombrada que lo conectaba con el piso superior.
-Pase al saloncito - me dijo mientras extendía el brazo de una manera hospitalaria y acogedora. - ¿Quiere tomar algo?- preguntó. Respondí que no y me acomodé en un sofá que hacía una “ele”, en el medio del “saloncito” de setenta metros cuadrados.
Ella se sentó a mi lado y comenzó a decir:
- Ya he hablado de este tema con Vallejo y no me gustaría removerlo más, ya que me causa un gran dolor y mi psicólogo me ha recomendado que no lo toque durante un tiempo.
- Sólo serán unas preguntas breves, no le molestaré- respondí con delicadeza.
- ¿Por qué su hija no vivía con ustedes?
- Era una chica muy independiente,  así que hace un par de años se marchó.
- ¿Cree que alguna de las personas que conocía pudo haberle hecho eso?
- No, era una chica muy cariñosa, quizá excesivamente cariñosa-Estas últimas palabras salieron de su boca con una entonación que denotaba un cierto rencor, así que decidí darle otro giro de tornillo al tema.
- ¿Por qué demasiado cariñosa?
- Bueno, en fin, ya sabe. La juventud hoy en día vive en sueños y ve pajaritos donde no los hay.
- Un novio quizás.
- Sí. Hace un mes dejó el país para irse a Brasil.
- Podría decirme su nombre.
- Si, era un tal Jordi, aunque él no tuvo nada que ver con lo que le paso a Laura, él estaba muy lejos de aquí cuando todo sucedió. - Al final de la frase su voz se resquebrajó y sus ojos manaron con  timidez dos lágrimas que rápidamente secó con una pañuelo de seda.
Una última pregunta- dije en tono tranquilizador- ¿Por qué no deja que hagamos la autopsia al cadáver?
- No, ni hablar-  respondió con sequedad- no queremos que el cuerpo de mi hija sea tocado por nadie más.

Quizá fue una impresión mía, pero me daba la sensación de que mi pregunta había turbado aún más a la señora y que su respuesta sólo era verdadera a medias. En fin , el sexto sentido del detective, aunque yo ni siquiera sabía si estaba utilizando bien los otros cinco.
Me levanté dando por concluida la entrevista y le dije que haría todo lo posible por atrapar al asesino de su hija. La señora me acompañó hasta la puerta y justo antes de que la cerrara recordé algo, me giré y le pregunté:
- Tenía su hija alguna asistenta.
- Creo que sí. La contrató a través de una agencia de empleo, pero no sé ni el nombre de la mujer ni el de la agencia.
 
Durante mi recorrido en coche no se me quitaba de la cabeza que estaban quedando demasiados cabos sin atar en esta investigación, y que, sorprendentemente, parecía que nadie tenía intención de ayudarme a atarlos. Me fui a casa y después de una cena acompañado por la televisión conseguí conciliar el sueño.

lunes, 4 de octubre de 2010

Capítulo 8 - Lunes 5 de Septiembre

Un par de días después el jefe me llamó a su despacho, y al abrir la puerta lo encontré sentado junto a Vallejo y sosteniendo una taza de café humeante.
- Buenos días Sam, prepárate un café y siéntate.- Me dijo. Y así lo hice.
-¿De qué se trata jefe?- pregunté intrigado.- Serás un gran detective, tienes curiosidad y ganas de aprender. Sólo que tendrás que serlo ya. Vallejo abandona el caso por motivos personales ineludibles y el único teniente que nos queda eres tú,  por tanto, debes ocuparte del caso del Tatoo.-
-Pero...- intente hablar cuando el jefe me interrumpió- No hay nada más que hablar, el teniente te pondrá al día antes de marcharse.
Vallejo se levantó y me invitó a salir del despacho, a lo que, evidentemente, no me resistí.

Me senté en mi mesa y Vallejo se acercó con unos papeles.- Esta es toda la documentación del caso, aunque está incompleta.
-¿Cómo?- pregunté.
-He dicho que esta incompleta, no están las autopsias.
-¿Por qué?
- Porqué ninguna de las familias de las víctimas permitieron que se hicieran. Es extraño pero ninguna de ellas lo permitió.

Estaba cansado, pero antes de irme a la cama repasé de nuevo los informes y no dejaba de preguntarme por qué las familias de esas chicas no colaboraron para ayudarnos a descubrir quién le había hecho eso a sus hijas. Me dormí con este pensamiento en la cabeza.