lunes, 27 de septiembre de 2010

Capítulo 7 - Sábado 3 y Domingo 4 de Septiembre

Ese fin de semana decidí ambientar un poco el estudio. Pegué algunos pósters de Los Beatles y coloqué una foto de mi familia y otra de mi novia sobre el televisor.

No había un ambiente muy hogareño, pero tenía que hacer que fuera lo más agradable posible.

El domingo fui al cine, y luego estuve tomando un refresco en la terraza de una cafetería de la Calle del Príncipe. Ésta era una calle peatonal en la que había músicos, mimos y toda clase de artistas urbanos.

Por la noche volvió a mi cabeza el caso de las chicas asesinadas y no logré conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Capítulo 6 - Viernes 2 Septiembre

Al día siguiente debía seguir patrullando, pero el caso de Vallejo no paraba de darme vueltas en la cabeza. ¿Cuál era la razón por la que el asesino quería que los cadáveres se mostraran desnudos en sus camas? Y,  ¿qué significaba ese tatuaje?.

Decidí investigar el caso por mi cuenta en los ratos libres y, sin que nadie lo supiera entré en la sala de archivos de la comisaría y fotocopié los informes de las anteriores muertes. Todas ellas eran mujeres jóvenes, entre los 20 y los 25 años. Las tres habían muerto en las mismas condiciones y en las últimas dos semanas.
                       
Recurriendo a mis libros de investigación saqué la conclusión de que si había un asesino en serie, tenía que haber un motivo, un detalle que era común a todas las víctimas y que además era la razón de los asesinatos. !Efectivamente!, había una característica común en las chicas de la cual no me había percatado. Al revisar sus datos me di cuenta de que todas sus direcciones pertenecían a zonas privilegiadas de la ciudad, la primera vivía en un lujoso apartamento en la Avenida de Europa, muy cerca de las playas y las otras dos en el Monte del Castro. Esta dato unido al lugar donde encontramos el último cadáver me hizo pensar que el móvil de los asesinatos era el robo, pero en las escenas de los crímenes nunca faltó dinero ni objetos de valor, con lo que mi hipótesis terminó por los suelos.

Seguía en blanco y mi inquietud crecía al pensar que, de no encontrar algo pronto, otra chica sería asesinada y tatuada con un diablillo alzando un hacha.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Capítulo 5 - Jueves 1 de Septiembre

El cuarto día de patrulla día fue distinto. Alrededor de las once de la noche, mientras terminaba de cenar sonó mi busca. Llamé a la comisaría y me dijeron que acudiera rápidamente a una estancia situada en Cabo Estay, una zona de casas de lujo situada en la zona de playas.

Diez minutos después llegué a una casa de dos pisos con un pequeño jardín alrededor. Una patrulla estaba en la puerta y uno de los policías me dijo que había una mujer agonizando.             

Entré en la casa y subí una amplia escalera de piedra que llevaba al piso superior. Escuche la voz de un agente que decía:-Por aquí inspector. Me dirigí a la habitación de la que provenía la voz y al entrar descubrí una escena totalmente dantesca. Por la ventana entraba una tenue luz azulada y las cortinas se movían por la acción de un ligero viento que soplaba. Una mujer joven estaba tumbada en la cama, una sábana de seda gris tapaba su cuerpo a excepción de la pelvis y la cabeza. En su cuello podía verse un corte del que manaba sangre intensamente.- Está muerta, hemos llamado a un ambulancia pero ya está muerta- comentó el policía con un tono de voz en el que se dislumbraba la desesperación del momento. Me acerqué más al cadáver y pude ver, bajo su ombligo,  el tatuaje de un pequeño diablillo aguantando un objeto en el aire que no pude reconocer. Pregunté al policía qué era lo que aparecía en el tatuaje. Sonó una voz detrás de mí que decía:- Es un hacha. Me giré y vi a Vallejo de pie. Al apartarme del cadáver y dirijirme hacía él vi como la expresión de su cara cambiaba de repente y gritaba: -¡Está incompleto!. Sacó el arma de su cartuchera y mandó acordonar toda la casa. Me quedé perplejo y le pregunté qué era lo que estaba ocurriendo. Me explicó que el tatuaje estaba incompleto y que el asesino debió huir cuando llegaron los policías. Vallejo buscó por todas las esquinas hasta encontrar en un punto oscuro de la habitación una mancha de sangre en la pared. Me llamó y dijo: -¿qué te parece esto?.
- Supongo que el corte fue realizado en esa esquina y que luego la víctima fue llevada a la cama, pero ¿por qué?.
Vallejo me miro diciendo:- Porqué el asesino quería que todo el mundo viera el tatuaje y la forma en que ha matado a esta pobre chica. No ha sido la única, es la tercera víctima en poco tiempo. Todas son mujeres y  han sido asesinadas con el mismo modus operandi.

Llegó el forense y al mover el cadáver pudimos ver con claridad unas letras escritas con sangre en la sábana. Ponía DIC. Pensamos que podían ser unas siglas o que era una palabra a medio escribir.

Me marché a mi casa pensando en todo lo que había ocurrido Sabía que aquel era el caso de Vallejo, pero desde que llegué a aquella habitación algo había dado un giro en mi cabeza. Comencé a darme cuenta de que no podría dormir tranquilo hasta que todo aquello acabase.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Capítulo 4 - Lunes 29 Agosto

Me levanté temprano, aunque ya había amanecido. Era un día fresco a pesar de que no había nubes y el sol brillaba.

Llegué a la comisaría y uno de los policías de la recepción me dio las llaves de un coche que estaba aparcado en la entrada y me dijo que debía empezar a patrullar por las calles y que, si se me necesitaban,  sería llamado por radio.

Salí a la calle y me metí dentro de un coche monovolumen que no tenía ninguna señal de ser de la policía. La matricula era la de un turismo normal y lo único que podía llamar la atención era una antena un poco más larga de lo normal situada en el techo. Era un coche de policía camuflado.

Durante varios días lo único que hice fue dar vueltas  sin recibir ninguna llamada. También conocí a Vallejo que me tranquilizó diciéndome que aquello era normal y que cuánto menos me llamaran mejor. Eso quería decir que no había pasado nada fuera de lo común.

En aquellos días me sentí frustrado porque, notaba un enorme contraste entre la tranquilidad en la que me encontraba inmerso con la tensión y crispación que se vivía en la comisaría. Algo gordo estaba pasando y yo, quizá por ser el novato, estaba al margen. Me sentía como el becario al que no le cuentan nada, pero en breve eso iba a cambiar.