La visita a la casa de las dos últimas víctima es un calco de la que hice a la de la primera. Una casa que denotaba alto poder adquisitivo, una escena dantesca y cero respuestas a mis preguntas.
Mientras conducía hacia la comisaría mi frustración iba en aumento, tres mujeres asesinadas en las mismas circunstancias, tres tatuajes iguales, tres familias que no permiten las autopsias, tres misterios enmarcados en un laberinto que no parece tener salida.
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