lunes, 6 de diciembre de 2010

Capítulo 17 - Viernes 16 de Septiembre

Estaba cerca de firmar mi informe y dar por cerrado el caso. Pero tenía que obtener una confirmación definitiva. La madre de Laura, la primera víctima se había mostrado nerviosa al hablar de Jordi, era el momento de que me contara lo que ocultaba, la pieza que completara el puzzle.

Junto a las palmeras había un jardinero cortando el césped, al verme se fue corriendo en dirección a la casa y unos segundos después salía acompañado de la mujer con la que me había entrevistado hacía unos días. Me saludo cortésmente, y noté que de su mirada emanaba una rabia contenida muy difícil de expresar con palabras.
- Buenos días teniente, pase y siéntese.
Entré en el gran salón y enseguida llegó una muchacha que me ofreció un café. Un poco después estaba sentado frente a frente con la dueña de la casa.
- Así que fue Jordi el que asesinó a mi hija.
- Sí, eso es lo que he deducido de mi investigación.
- Nunca fue bueno para ella, se lo dije y se lo repetí a Laura pero ella no se daba cuenta.- en sus palabras volví a sentir el rencor.
- Quiero que me cuente lo que se ha estado guardando todo este tiempo.
- Le aseguro que no le he ocultado nada- dijo, pero no con la voz de una persona que se siente ofendida, sino con la voz de una persona que se siente amenazada.
Me acerqué a ella y en susurros le dije – Por favor, cuéntemelo.

Ella se recostó en el sillón y vi como aquella mujer cansada se debatía entre decir la verdad o seguir mintiendo para siempre. Por fin sus ojos se cerraron y una lágrima se desprendió de su ojo derecho hasta caer en el vestido. Se inclinó hacia mí, al igual que yo lo había hecho unos segundos antes y me susurró: - Laura se quedó embarazada de Jordi. Lo descubrimos mi marido y yo hace dos meses, ella llevaba tres en estado. Jordi quería tener el niño y ella no sabía bien lo que hacer. La obligamos a abortar y cuando él se enteró decidió marcharse a Brasil porque decía que no era capaz de seguir viviendo en la misma ciudad que ella. Creo que por eso regresó y la mató.

La sorpresa me dejó boquiabierto y comencé a pensar que no era posible que esa situación se hubiera dado con el resto de las víctimas. No sabía muy bien que decir, y para no mostrar indecisión esbocé una pregunta que más salió de mi subconsciente que de mi curiosidad.
- Pero, ¿por qué no lo dijo antes?
- No está lo suficientemente claro. Mi hija estaba soltera e iba a tener un hijo de ese sinvergüenza que además es un asesino. La gente de nuestra clase social no lo entendería, sería una humillación para todo la familia. Tiene que entender que hay cosas que no se pueden hacer de dominio público, y espero que usted sea discreto en este asunto.

Las últimas palabras que dijo las escuché vagamente, ya que mi mente estaba enfrascada en el pensamiento de que cómo era posible que en pleno siglo veintiuno todavía hubiera gente tan retrógrada y superficial.

De vuelta a la comisaría no hacía más que pensar en que si aquella mujer me hubiera contado en un principio todo aquello, las cosas hubieran sido más fáciles. El móvil estaba claro. Lo que no estaba tan claro es que fuera el mismo para todas las víctimas.

Al llegar a jefatura rebusqué entre las fotos de los asesinatos y allí estaba, un pequeño diablo sosteniendo un hacha en lo alto. Todos los tatuajes habían sido hechos en el vientre de las víctimas. Ese era el punto en común de todas ellas, ¡todas habían abortado!. Confirmar esta teoría me llevo varias horas de llamadas a las familias de las otras víctimas, y todas confesaron y expusieron los mismos argumentos que la madre de Laura. Pero había algo que le daba una dimensión distinta al caso, porque Jordi no era el padre en ninguno de los casos.

Me marché a casa agotado y desanimado porque las cosas no estaban tan claras como unas horas antes. Y había una pregunta que me rondaba la cabeza: -si Jordi era el asesino del Tatoo, cómo sabía que todas ellas habían abortado. A la vez la sombra de una duda asomaba a mi mente: -¿y si Jordi no era el asesino?.

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