El sábado por la mañana llamé a Gutiérrez y le conté lo sucedido el día anterior. Le expuse todas mis dudas y con voz calmada me dijo que era mejor que me tomara el fin de semana de descanso, que estaba sometido a mucho estrés y que su experiencia le decía que el nerviosismo hace que un detective pierda la perspectiva.-vaya usted al campo Sam. Descanse y respire aire puro. En el estado en que está no nos es útil. El lunes verá las cosas de otra manera. Me pareció que el jefe exageraba y que no le iba a hacer caso, pero antes de colgar dijo:-¡ah! Teniente, es una orden.
Llamé a una oficina de turismo y me recomendaron una casa de turismo rural en Celanova en la provincia de Orense, así que alquilé un coche y me marché esa misma tarde.
Creo que en ningún momento conseguí sacarme de la cabeza el caso, pero el aire puro y el silencio sirvieron para que me relajara.
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