Esa mañana intenté hablar con el gerente de la discoteca que frecuentaba Jordi, pero su esposa me dijo que estaría ocupado todo el día y que podría localizarlo a partir de las doce de la noche en el local.
El día paso sin más novedades salvo que alguien filtró a la prensa mi nombre como el teniente que llevaba la investigación de los asesinatos y, tuve que entrar y salir de la comisaría por la puerta trasera que daba a un triste callejón en el que sólo se podían encontrar los contenedores de basura y papeles.
Cené a las diez de la noche, sándwich y zumo tropical, ya se sabe, comida de soltero. Después me di una ducha y decidí acicalarme un poco, era la primera vez que iba a una discoteca desde que llegué a Vigo y quién sabe sí…. A las doce y media llegué a la puerta de la discoteca y miré un cartel que decía “Fiesta universitaria principio de curso”, la decepción me invadió hasta que entré, previo pago de la consumición, y vi que los universitarios y universitarias cada vez tienen mayor edad. Me arrimé a la barra y le pregunté al camarero:
- ¿Has visto a Jordi por aquí?
- No, soy nuevo llevo una semana trabajando. ¿Quieres tomar algo o no?.
- Ponme un Jack Daniels con hielo y quiero hablar con el gerente– dije mientras metía la mano en mi bolsillo para sacar la placa y mostrársela al chaval.
Siempre me había desagradado la superioridad con que los policías muestran la placa, pero ahora que era yo el que la tenía, le estaba cogiendo el gustillo.
Minutos después un hombre de unos treinta y cinco años se me acercó diciendo: - Usted es el que habló esta mañana con mi mujer. Le puedo asegurar que todo está en regla.
- No tengo la menor duda de que lleva usted el local con legalidad. Quiero preguntarle por esta persona- dije mientras le mostraba la foto de Jordi.
- Sabía que alguien vendría a preguntar por él, lo he visto en los periódicos y en la televisión.
Me entraron ganas de saltar por la pista de baile gritando “Eureka”, pero decidí que mi excitación no debía salir al exterior, al menos no en aquel momento.
- ¿Así que le conoce?
- Sí, es Jordi. Solía venir mucho a la discoteca, pero le prohibí la entrada por que amenazaba a los camareros si no le servían las copas gratis. Cuando le dije que no podía entrar más, se puso furioso y me amenazó de muerte. Pensé que era la frase de un chaval embriagado por el alcohol y por la música, pero ya veo que no era así. Mi mujer y yo estamos muy preocupados por lo que nos pueda ocurrir, además tenemos un hijo con diez meses sabe y ….
- Tranquilo, lo encontraremos y usted y su familia no tendrán que preocuparse más. Por cierto otra pregunta ¿vio alguna vez a Jordi con alguna de las víctimas?
- No, apenas me relaciono con la clientela y mis camareros tampoco lo hacen porque cada mes los cambio, ya sabe para que no inviten a más copas de las que venden. Conozco a Jordi porque me dio muchos problemas.
- Cuando salía de la discoteca acudió otra pregunta a mi cabeza y gritando pregunté-¿qué bebía Jordi?
El gerente se me quedó mirando extrañado durante unos segundos y finalmente respondió- whisky- vaciló un instante – sí, seguro, bebía whisky Dic.
Me fui casa a casa tan emocionado por haber resuelto el caso que no me di cuenta de que había abandonado la discoteca cuando la fiesta no había hecho más que comenzar.
Al meterme en cama una cosa me daba vueltas a la cabeza, ¿porqué la tercera víctima había escrito DIC y no Jordi?. Todo parecía muy claro, pero todavía había algo que no encajaba.